Desde hace un par de días nos ha estado invadiendo una pandemia en forma de mensaje de correo electrónico en donde se «asegura» que la epidemia del virus de la influenza porcina (H1N1) es un invento terrorista inventado por Barack Hussein Obama en contubernio con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa por no sé cuántas estupideces.
En dicho «rumor» se menciona que la contingencia es un distractor para desviar la atención de la nación sobre la supuestamente recién aprobada ley que permite a los ciudadanos mexicanos portar drogas.
Es una vergüenza que la desinformación sea el principal factor de mortalidad en México ante este problema real del México real.
El planeta Tierra se pregunta por qué nada más muere gente en México y no en otros países en donde hay brotes reportados de H1N1.
La respuesta es sencilla: Porque en México somos tan infantiloides que nos divierte más el mitote de dejarnos llevar por los «rumores jugosos» que resultan más escandalosos, que las propias noticias oficiales. Y si a eso le agregamos nuestra característica negligencia por evadir la realidad -pues con un tecito nos curamos cualquier tos- en este caso llegamos al hospital únicamente a estirar la pata.
Hay que ser un poquito inteligentes para darnos cuenta que el mensajito de la teoría del cuento chino no es nada más que un panfleto politiquero para sembrar incertidumbre y para dirigir las tendencias partidistas de la raza.
Se me hace MUY EXTRAÑO que nada más mencionen a Felipe Calderón como cómplice del «compló» de la influenza.
Es MUY EXTRAÑO, porque a toda hora también veo, escucho y vivo como ciudadano las medidas que también están tomando los señores Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto en este asunto; ambos, tomando a la par que Los Pinos, medidas drásticas para reforzar el cerco sanitario de la epidemia. Sólo que estos últimos no se mencionan en el «rumor».
¿Por qué el pasquín nada más mencionan a la principal figura de un partido político y no hablan de lo que hacen los personajes más importantes de los otros dos partidos oponentes que también están trabajando al mismo nivel?
En todo caso, si el «rumor» del «compló» fuera completamente cierto, entonces ¿Calderón (PAN), Ebrard (PRD) y Peña Nieto (PRI) están siendo secuaces por orquestar las mismas medidas de terror?
Si así fuera, la lógica apuntaría a que el único que nos podría salvar es ¡El Chapulín Colorado!
Hay que ser un verdadero borrego sin criterio para creer en esos mensajes virulentos. Todo este pasquín no es sino una campaña de desprestigio por parte de algún partido opositor.
¡Echemos a andar las neuronas! La nueva Ley Electoral prohíbe que los partidos se mienten la madre y se jalen las greñas como travestis de la Merced en las campañas, entonces ahora están haciendo leña del árbol caído, sembrando más incertidumbre y alineando tendencias a través de una desgracia y de la manera más astuta y cobarde que pueda haber. No importa que muera más gente creyendo que todo es un cuento inventado, ¡lo importante es ganar votos!
La legalización de las drogas ni siquiera se ha aprobado, no hay manera de comprobar que es una ley en vigor. ¡Alguien tápeme la boca y muéstreme por favor el ejemplar del Diario Oficial de la Nación donde se diga que ya es una ley vigente!
A mí me vale que si el PAN el PRD o el PRI. Lo que me interesa es proteger mi vida, la de la gente que me rodea y estar informado con fuentes que dan la cara y no con rumores firmados de manera anónima.
Si viste anoche el programa Tercer Grado entonces fuiste testigo de cómo un grupo de líderes de opinión, no entrevistaban, sino interrogaban sin piedad y en cadena nacional al Secretario de Salud, José Ángel Córdova.
Se le cuestionó de todo: números, cifras, estadísticas, la falta de centros competentes de investigación viral en México, sobre los rumores del «compló» Obama/Calderón, muertes, fechas, tiempos, víctimas, sexos, edades, todo, todo lo que se pregunta la gente en México y fuera del país; sin piedad y sin los protocolos de una emisión televisiva «bonita»; sólo faltó que le dieran zape para que respondiera contundentemente. La televisión mexicana le mostró a la nación entera y a su invitado encuestas en pantalla en donde la mayoría de los mexicanos opinan que el gobierno oculta información. ¡Estuvo de agasajo!
Y lo más importante de ello es que ya no escuchamos los típicos discursos demagógicos del pasado, sino declaraciones, preguntas y respuestas concretas que, al final, nos hace tomar una conciencia verdadera del problema.
La epidemia del H1N1 terminará un día, pero la epidemia de la ignorancia virulenta que se disemina a través de la red es un mal del que pocos sobreviviremos.